lunes, 19 de noviembre de 2012

CELOS


Cuando los niños comienzan el contacto directo con el mundo, es donde los padres, especialmente la madre, le satisfacen sus necesidades primarias como: su alimentación, el cuidado y los afectos. Si alguna persona o evento, que los aleje de esa fuente de protección y afecto. Comienzan a sentir celos,  Así lo explica la psicología evolutiva.

Los celos se definen como aquellas emociones, pensamientos y acciones que afloran cuando se cree que una relación significativa está siendo amenazada por un rival.


Según el psicólogo Otto Fenichel, las personas celosas son aquellas que “no son capaces de amar sino que necesitan sentirse amados”.
Otro autor dice que los celos son el temor de que alguien nos quite algo que consideramos que es "nuestro". Esa parte interna que le tiene miedo es la animal, la que llevamos dentro, la zona del cerebro que compartimos con los mamíferos. El instinto de supervivencia le dicta que tome posesión de las cosas, los lugares y las personas que siente son de su propiedad. 

Un ejemplo que me parece que lo ilustra muy bien, es lo que hacen los perros al orinar en los espacios que consideran son de su territorio. Marcamos, de alguna manera a "los seres queridos" para ponerles la etiqueta "es mío". Puede ser con sexo o entregando amor incondicional. A veces, esto lo hacemos de manera inconsciente.

Es natural sentir celos, no es malo, ni hay que sentir vergüenza. El problema está cuando creemos que eso es una prueba de amor. Al creerlo, le exigimos al otro que deje de ser quien es para que no nos haga sentir celos. Si es así, toca resolverlo dentro, trabajándolo. 

Para que el otro no sienta celos nos encerramos en un envase hermético, dejando de hacer cosas que nos gustan, para no generar celos a nuestro "dueño afectivo".

También es común que para que el otro esté pendiente de nosotros, generemos situaciones que le despierten celos, garantizando así halago para el ego y eso produce que se cree un vínculo enfermizo. Otra cosa que sucede es que nos sintamos ofendidos o no queridos, porque no sienten celos por nosotros, creer que esto es "falta de amor" puede llevar a grandes malentendidos en el vínculo.

El amor maduro, en el que participa nuestra esencia más profunda, es leal y no posesivo. No quiere decir con esto que en algún momento no aflore igualmente ese animalito territorial que llevamos dentro, porque esa zona de nuestro cerebro sigue estando ahí. Se trata de que esa parte instintiva no sea la que nos comande y rija nuestros vínculos, porque si es así, estaremos perdidos.

Visualiza tu parte que observa la que es celosa, hazte cargo de ella, sin volver responsable al otro de que "te calme", de esta manera será posible disponerte a crear un vínculo profundo, que vaya más allá de lo instintivo. Trata a tus celos con gentileza, es una parte primaria que necesita ser comprendida y domesticada, como lo dice el Taoísmo. Así será posible experimentar libertad, sostén del verdadero amor.

Se les quiere,
Miguelangel

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