lunes, 31 de octubre de 2016

CAMBIOS SIN MIEDOS

¿Si no tuvieras miedo qué harías hoy?
Esta pregunta es muy poderosa, ya que te puede ayudar a enfrentar ciertos temores que aparecen en diferentes dimensiones de tu vida, pero la estaré respondiendo a mediados de este post.

Como muchos somos consciente de que la vida es un riesgo, y se hace necesario disfrutar de la aventura. Ahora bien, no todos los temores son malos, pues nos preservan de los verdaderos peligros. Si te gusta la aventura no significa estrellarse.

Simplemente el cambio ocurre. En nuestras vidas, en nuestro trabajo, en las relaciones personales, en la política, en la economía, en la sociedad. Solo hay que estar preparado. Para preverlo conviene estar atento a los signos externos. Cuanto antes nos olvidemos de las situaciones pasadas, antes nos acoplaremos a las nuevas.

Como primera norma sería: ¡Cambia, muévete! Sin importar lo que digan. Como le dice Don Quijote a Sancho Panza: “¿Ladran, Sancho? Luego cabalgamos” ¡Disfruta del cambio!.
Solo existen estas posibilidades:

Cambiar con el cambio, adaptarse una vez que haya ocurrido o quedarse inmóvil.

Hay personas que se creen con derecho en esta vida y cuando se los quitan, piensan que son víctimas del destino o de la mala fe de los otros, de una conspiración y le echan la culpa a los demás, a la situación o circunstancias. El problema, piensan, se encuentra fuera de ellos, cuando precisamente son ellos el problema. Pensar que tú eres el problema es el primer paso para darte la oportunidad y encontrar una solución.

¿De qué comportamientos, actitudes, hábitos, necesitamos desprendernos y hacia donde tenemos que seguir avanzando?

Cambiar puede significar sencillamente tener otra relación en la misma situación o con la misma persona. Siempre tenemos la libertad de elegir cual será nuestra actitud ante los acontecimientos de la vida.

Una pequeña historia:

Enrique lo despidieron de su empleo, debido a que había cometido un error, siendo demasiado imprudente con un cliente importante. El cliente más nunca volvió y perdieron mucho con la ida de ese cliente. Ahora Enrique quedó en la calle, sin trabajo, casado y con dos niños, uno de tres años y el otro de año y medio.

Es la historia de alguien que conocí. Pero se convierte en la historia de muchas personas más.

La reflexión que hizo Enrique fue sencilla y, a la vez, profunda. Nunca le había gustado su trabajo, cada vez que iba a trabajar se sentía frustrado y agotado, hasta muchas veces había pensado en cambiar de profesión. Pero el miedo le paralizó siempre. ¿Qué pasaría con los gastos primarios de la casa?, ¿Las tarjetas de crédito?, ¿Cómo se ganaría la vida?, ahora ¿Qué le dejaría a sus dos hijos? Sin embargo, siempre había pensado en cambiar.  Y realmente se planteó ¿Qué hubiera sido de su vida si no tuviera miedo.

Ahora después de perderlo todo, consideró el cambio, no como la posibilidad de perder algo valioso anteriormente, sino como la oportunidad de ganar mucho más. De manera que invirtió su liquidación en el negocio de sus sueños. Y como resultado, pudo recuperar su dinero y su pasión y vida plena.

La pregunta poderosa que se hizo Enrique fue: ¿Si no tuvieras miedo qué haría hoy?

Empezamos a cambiar cuando somos capaces de reírnos de nosotros mismos, de lo que hacemos mal y de nuestra situación pasada o actual, de nuestros miedos. El reírse de uno mismo es una de la terapias más recomendadas en nuestros días, incluso tiene efecto terapéuticos y psicológicos positivos de mejora probado sobre ciertas obsesiones y miedos.

Nos aferramos a nuestros hábitos porque funcionan más o menos. Sin embargo, las viejas convicciones no nos conducen a una situación mejor. Hay que atreverse a cambiar, incluso en los momentos de éxito y clímax profesional. Y precisamente es en esos instantes cuando más se gana con el cambio.

Así que si el miedo te afecta y no te deja vivir, ¡Cambia! ¡Atrévete ya!

Y comienza a tener una vida plena!

Descifra el éxito.

Se les quiere,
Miguel Velásquez.